lunes, 12 de marzo de 2018

Con estas manos



En la película Orlacs Hände (Las manos de Orlac, 1924) y en Hands of a Stranger (Las manos de un extraño, 1960), las manos que le injertan a un hombre eran agentes del cuerpo originario, el de un asesino, y necesitaban matar.

La pata de palo o la pierna que descalifica en la participación olímpica
El ojo de vidrio
El gancho en vez de mano
Los anteojos
La tapa de cristal que cierra el cráneo tras una trepanación
La emplomadura y la prótesis que previenen las ruinas
El paladar metálico
La teta de silicona
El clavo en el hueso
El  disco artificial entre las vértebras
El  stem
El marcapasos
El audífono
El oído artifical

El cuerpo humano es cultural.
Un humano no caminaría si no le enseñaran.
El cuerpo humano ya no es puramente natural. Sin las decisiones de la cultura, sería un esperpento. No sólo no sobreviviría más que unos minutos luego de ser parido si otros no lo secundan, sino que no viviría nunca como humano.
El cuerpo humano ya está hecho para funcionar en un entorno social.
Ese entorno lo termina de formar.
Muestra de ello son los productos culturales que se le insertan.
Esos productos son agentes de la cultura dentro de un cuerpo.
Lo modifican, lo curan, le alargan la vida, influyen sobre su anatomía, fisiología, vida mental, lo comandan.
Esto es un campo de investigación para la Antropología y la Medicina.

Algunas prótesis están diseñadas para tener sólo un intercambio mecánico con el cuerpo.
Otras no.
Básicamente todos los medicamentos producen una modificación en el funcionamiento químico.

Los parches.
Las cápsulas que le insertaron a Aldo Mangiaterra en su próstata, que liberan dosificadamente químicos para prevenir el avance de la enfermedad
El DIU, que hace algo parecido previniendo los embarazos

Pero pensar que la realidad del intercambio se divide entre intercambio mecánico e intercambio químico es demasiado elemental.
Es natural pensar que entre el cuerpo y la prótesis se produce todo tipo de intercambios.

Claro que no todos los intercambios son buscados, ni siquiera previstos.
Entonces aparecen las sorpresas.











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