domingo, 25 de febrero de 2018

Una Obra de la Misericordia



En su informe, el discípulo Mateo contó (Mt 25,34-36) que Jesucristo anunció que en el Juicio Final Dios les dirá a algunos muertos: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo".
Acto seguido fundamentará ese benévolo dictamen de esta manera: "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."

La perversidad, el desamor, la hipocresía, la soberbia de la Iglesia me expulsaron de ella. No quise pertenecer al mismo cuerpo que no rechazaba pedófilos, y pedófilas, que afirmaba y protagonizaba la explotación humana, que defendía a monstruos que torturaban y asesinaban.

Hasta que me fui, participé. Durante el tiempo que hice el servicio militar, mi actividad más significativa fue evangelizar. Le hablaba día tras día a grupos enormes de chicos que aceptaban ser bautizados (tengo decenas de ahijados de esa época) o tomar la comunión.
Sin embargo, en toda mi formación católica, que incluyó cursar parte de la primaria en una escuela de una misión de monjas irlandesas y sobre todo una familia que jugaba su identidad a la pertenencia a la Iglesia Católica, en toda esa trayectoria no aprendí las Obras de la Misericordia Corporales, que se derivan de aquel anuncio de Jesucristo.
Creo que si la Iglesia sólo enseñara aquello y fuera coherente, muchos de los que la abandonamos, nos quedaríamos.

Si me hubiera quedado y practicara la Confesión, admitiría que no he visitado a los enfermos en la medida que a ellos les hubiera hecho bien que los visitara.
No pienso en "enfermos" como un colectivo abstracto, sino en personas queridas. Mi madre, sin ir más lejos.
No es que no sintiera remordimientos, pero me parecía que, justamente, hacer algo para alguien movido por un sentimiento de culpa es humillarlo, y además sentía que lo mejor que podía dar de mí era vivir intensamente mi vida, lo que va en dirección contraria a pagarle a los padres deudas que uno no adquirió, o sea, gastar la vida enterrando muertos.
Incluso hoy, que estoy enfermo, por esas razones es que me alivia que mis hijos me ignoren.
Sin embargo, quizás hubiera sido mejor para mis enfermos, para mis hijos y para mí, ejercer la misericordia en la forma de visitar a los enfermos.

Claro que, para ello, necesitaría limpiar la misericordia de la mierda en que la ha enfundado la Iglesia, que es la de la caridad entendida como un modo de establecer que unos tenemos y otros (ustedes, la negrada), no, y siempre será así, porque es la naturaleza humana consagrada por Dios.
Debería cambiar al modo que algunos rebeldes dentro de la Iglesia han llamado "misericordia fraterna", o sea entre iguales. Misericordia como un acto católico de la solidaridad.




¿Para qué le sirve a un enfermo que lo visiten?
Para que pueda comer.
Para tener el piso de su casa.
Para poder ponerse medias limpias.
Para estar peinado.
Para que lo inspire la vitalidad de otras personas.
Para que lo ayuden a no estar todo el día en la cama.
Para que le hagan la cama con las sábanas tirantes, y así podrá acostarse sin que las arrugas de las sábanas se le claven en la piel.
Para que escuche otras voces.
Para que le lleven flores, o sahumerios, o el perfume a limpio que una mujer mete en una casa cuando entra con un vestido que le gusta.
Para que pueda entusiasmarse, meterse en otros temas, mezclarse en la vida y las aventuras de otros.
Para que le tapen el agujero por el que se escurre el decoro de quien está solo, sin espejo, porque por ese agujero se va la persona, y en su lugar queda, en el vacío, la locura.
Para que le dejen expulsar, charlando, los demonios que le crecen en la cabeza cuando está solo.
Para que pueda cerrar los ojos y al fin descansar. Cuando se queda solo nunca descansa, ni cuando duerme, porque lo que realmente le ha sucedido es que un animal se ha metido dentro de su casa.
Es un animal que habita la humedad en sombras, un animal caliente, que es él y a la vez es una criatura extraña, que ha entrado para comérselo poco a poco, tejido a tejido, donde él no puede ver.
Los médicos finalmente lo expulsarán y limpiarán con gasas y líquidos cada rincón, pero mientras, el animal está allí.
Cuando las personas visitan al enfermo, el enfermo está en el día, sostenido en la luz de la vida.
Cuando está solo, se desliza hacia el lugar de las sombras húmedas y calientes donde el animal, ciego e inhumano, tarde o temprano lo encuentra para comérselo.





 * * *

Mateo  25
31        «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
32        Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
33        Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34        Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
35        Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;
36        estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."
37        Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?
38        ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?
39        ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"
40        Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."
41        Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
42        Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
43        era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."
44        Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
45        Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."
46        E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»

viernes, 23 de febrero de 2018

The Shower Club



Ružica, curadora de arte, vive en una casa bastante grande en un barrio de Novi Sad, Serbia. Es una casa de su familia paterna, donde vivió con su pareja, hasta que se separaron y él se fue a Moscú. No tuvieron hijos, y Ružica cree que ya no los tendrá. Sus actividades son intensas, viaja bastante, no ve que haya lugar para hijos. Sus amigos tienen vidas bastante parecidas, muy lejos de asentarse, formar una familia, todos han hecho más o menos lo que les ha gustado hacer, sin trabajos estructurados, sin rutinas rígidas, y dedicados con pasión a lo suyo. En otra época, se habría dicho que eran bohemios, pero ellos trabajan muchísimo, no viven abandonados a la poesía, sino que militan como una profesión aquello que hacen. No han sentido la presión por seguir un camino seguro, consolidado, una carrera, progresar. Sus propios padres han dudado de todo eso, y ellos partieron de ese cuestionamiento.
Cuestión que una tarde Ružica se cae cuando baja del tren y se rompe la clavícula en tres pedazos y se fisura dos costillas. En el hospital le dan analgésicos y le dicen que tiene que irse a su casa a esperar que puedan operarla, en diez o quince días. Le preguntan qué familiar la va a ir a buscar, Ružica llama a su amiga Marina. Su hermano está en Belgrado, no quiere molestarlo, y no tiene mayor trato con los parientes que conserva en Novi Sad. En cambio, Marina es como una hermana. Piensa, además, que tiene confianza con sus amigos para pedirles que la ayuden. En esos días hasta la operación, su brazo inutilizado y el dolor le impedirán limpiar la casa, hacer las compras, cocinarse, vestirse.
Marina va a buscarla en su auto y en el camino a casa arman una lista con los amigos que la ayudarán. El ejercicio les resulta interesante, porque es una forma nueva de ver a sus amigos.
— Vamos a hacer un calendario —dice Marina. No sirve que cada quien venga cuando se le antoje, necesitás alguien fijo cada día. Y no sirve que vengan "de visita", como si estuvieras bien, o como si estuvieras en el hospital, porque no estarás de ánimo para hacer sociales, ni habrá alguien para atenderlos, ni que limpie todo cuando se hayan ido.
Marina es una chica con mucha personalidad. Convoca a los amigos, les habla claramente. Todos entienden.
De repente, aquel estilo de vida que tienen en común, ha tomado forma en un esquema de emergencia.
Y es un episodio único, algo singular, pero destinado a revelar algo de la nueva sociabilidad que protagonizan.
El tema podría ser teórico (de hecho Nenad, el antropólogo, está bastante obsesionado explicándoselo a todos), salvo que se vuelve intensamente real en un punto: la ducha.
Es verano, el calor no es agobiante en Novi Sad, pero Ružica necesita bañarse todos los días. Al principio, sólo la baña Marina, pero un día Marina no está, y está Gordana. No es que necesite gran ayuda, pero hay partes del cuerpo adonde no llega, con una sola mano. Gordana, a quien apenas ha tratado, la ayuda.
Al otro día, vuelve a bañarla Marina. Cuando salen del baño, Nenad y Stefan están tomando unos tragos que prepararon y sacan el tema de la ducha.
— ¿Ustedes...? —bromea Nenad, como implicando una complicidad homosexual.
— Sos un anticuado. No, pero si la pasáramos bien, ¿qué?
— ¿Nunca se habían bañado una a la otra?
— No. ¿Vos bañaste a un hombre?
— No, pero mi padre bañó a mi abuelo y yo los vi. Mi abuelo decía "bañame como si fuera un animal". Creo que fue una frase amable, para quitarle incomodidad a mi padre, pero mi padre disfrutó, porque quiere mucho a mi abuelo.
— ¿Te podría bañar yo? — le pregunta Stefan a Ružica.
— Sí, ¿por qué no?
— ¿No implicaría un contacto demasiado íntimo, sexual?
— ¡Por Dios, los hombres! — dice Marina. Implicaría que la estás ayudando.
 Todo contacto o no contacto es sexual —dice Nenad.
 Bueno, es un tema muy interesante — dice Stefan. Quizás esta lista que hizo Marina de los amigos que vienen cada día a ayudarte, podría sincerarse. Podría ser la lista de quién te ducha el martes, quién el miércoles...
Todos ríen. Y todos se lo empiezan a tomar en serio.
— ¿Qué decís, Ružica? — pregunta Marina.
 Que está muy bien.
Marina manda un mensaje a todos los amigos, que están en un grupo de whatsapp: "será importante que los que le comprometieron ayuda a Ružica, cumplan. Cada uno que vaya a su casa, deberá ayudarla a ducharse. Si alguien tiene algún prurito con eso, avise, así es reemplazado".
Se formaliza, así, lo que de un modo algo jocoso, Stefan bautiza The Shower Club.
En los días siguientes, las relaciones que Ružica tenía con sus amigos habrán ganado la extraña experiencia de la ayuda en la ducha.










miércoles, 21 de febrero de 2018

El ojo bollo me mira mal



Cuando le comenté a una amiga que estaba fracturado y cómo me fracturé, me dijo "igual que Alberto, otro boludo que se quebró andando en bicicleta".
Yo pienso igual. Pienso que si alguien tiene un problema por haber andado en bicicleta, encima rápido, el problema es de él. Más aún, pienso que se lo merece. Incluso me alegra, porque pienso que un hombre grande andando en bicicleta es bastante un boludo, que merece algún tipo de castigo.
Parte de ser un boludo es estar solo en la vida.
Estos días me ha resultado bastante humillante que algunas personas no me preguntaran cómo estaba, o que me dijeran "avisame si necesitás algo" y que cuando les avisé, hicieran silencio, o que cuando les preguntara si pudieran venir, me contestaran "sí, cuando puedo paso, lo que pasa es que estoy tapado de trabajo".
Pero creo que estoy hipersensible. La palabra "humillación" es desmesurada, quizás tan reprobable como accidentarse andando en bicicleta.
Más justo es entender la humillación como una condición que me regalo a mí mismo al vivir solo.
Otra amiga vino ayer, encendió sahumerios, barrió el polvo del piso, le sacó las manchas blancas de dentífrico a la bacha del baño, me dio conversación. Me dijo que cuando alguien está enfermo, es importante renovar el aire. Cambiar las sábanas. Recordé a mi ex mujer cambiando las flores de la habitación de alguien que estuvo convaleciente en una cama varios días. Entonces tomé conciencia de que en mi departamento el aire está tan quieto como un bollo de papel que hay abajo de la cama desde hace meses, desde que lo tiré antes de que viajara el año pasado a Valparaíso. Ese viaje fue para escribir un libro; el libro está en las librerías y el bollo de papel aún está mirándome desde su lugar. Habré usado una hoja para escribir algo, no estuve de acuerdo con lo que escribí, hice un bollo, lo arrojé y allí está.
Aunque decir la palabra "humillación" me parece incorrecto, no es otra cosa lo que sentí esta mañana cuando salí a la calle con la camisa muy desacomodada, camino a hacerme los exámenes prequirúrgicos. El tufo que mi amiga debe haber sentido en el interior de mi departamento se me hace igual a la falta de decoro de mi camisa mal puesta. Cuando uno vive solo, acaba perdiendo la dignidad.
Y sin embargo, hay amigos, gente que tiene algo de ángel en su interior, que tienen la capacidad de rescatarte. Amigos que no te hacen caso cuando les decís "no vengas, no te necesito"; vienen lo mismo porque lo que quieren no es saludar a la bandera, sino que hacen lo que sienten, las ganas de que vos estés un poco mejor.
Y entonces, está justificado que uno sea un boludo que se accidenta en bicicleta, que uno utilice impropiamente la palabra "humillación", e inclusive que uno viva solo, con ese bollo de papel abajo de la cama.





martes, 13 de febrero de 2018

Así es el Cielo



La persona con la que estaba hablando le preguntó algo.
¿Estaba hablando con un hombre o una mujer?
Esto es igual que un sueño, pensó. Uno sabe que está con alguien, a veces claramente identifica quién es, a veces no sabe nada de esa persona.
— ¿Por qué? —oía que le estaba preguntando.
 ¿Por qué, qué?, pensó.
— ¿Por qué pusiste tu corazón en todo lo que hiciste, Roxana?
— ¿No era lo que se supone que debía hacer? ¿No pedía Jesús que amáramos, y que le dejáramos a Dios lo demás?
— No fuiste prudente.
— ¿Debía serlo? ¿Cómo se entrega uno al amor, con prudencia?
— Las consecuencias fueron muy malas, a veces.
— Eso es lo que decidió Dios, ¿o no?
— ¿No tiraste sobre los hombros de Dios aquello de lo que debías responsabilizarte vos?
— Cada vez que me arrojé sabía que nos arrojábamos juntos.
— ¿Quiénes?
— Dios y yo.
— Nunca pensaste mucho en Dios, y ahora hablás como si hubieses sido una mística perfecta.
— Lo digo ahora. No pensaba en Dios en ese momento, sino que pensaba en la gracia. Si algo valía mi arrojo, el acto era jubiloso. ¿Qué es Dios, sino el júbilo de amar, sin prestar atención a las consecuencias?
— Hace un rata estabas quejándote. Terminaste sola, te mataste.
— Es cierto. ¿Qué puedo decir?
— Nada. Está bien. Esto es el Cielo. Así es el Cielo.





Ecología y consumismo



A mí me gustan los bodegones, los bares viejos, hasta diría un poco sucios, por lo menos polvorientos, con el mozo con una chaqueta bordó, que no te da charla, pero que si le das charla, charla, pero a mi prima Zoe no, y entonces cuando vino a Buenos Aires no la llevé ahí, fuimos a los lugares que ella prefiere, que yo no los entiendo, que todos se llaman green algo, green esto, green lo otro, “go green”, “green it”, green it… ¿qué es eso?, y todo es orgánico, vegano, saludable, 100% alguna cosa, con los jugos que cuestan lo que cuesta un almuerzo en el bar de aquel mozo de chaqueta bordó, con ensaladas de brotes de alguna planta misteriosa, cremas de colores, y toda gente como ella, jóvenes, ropita nueva, bolsas recién salidas del shopping, zapatitos limpios, caras frescas, gente mucho, pero mucho más linda que allá en lo del mozo, donde están los judíos del barrio, algunos tacheros que fuman cerca de la ventana abierta, tipos con panza, no como acá, que los chicos tienen unos cuerpos atléticos, ninguno con pancita, con la barba y el pelo arreglados en la barbería, todos con el corte de Messi, y yo no sé qué hago ahí, comiendo una hamburguesa hecha con porotos y un jugo de zanahoria con achicoria.
Pero voy a decir una cosa de mi prima: es completamente honesta.
Cuando le observé que si se dice ecologista me parecía que esos lugares no son muy ecológicos, porque el fondo del problema de la ecología es el sistema capitalista, que extenúa y transforma en basura el planeta para que los más ricos ganen más, y para eso necesita el consumismo, y esos bares son la apoteosis del consumismo; cuando le observé eso me respondió “¿quién te dijo que yo soy ecologista? Me gustan los lugares trendy, me gusta estar saludable. Vos hablás del consumismo: me encanta consumir”.





lunes, 12 de febrero de 2018

Yo soy



No es tan fácil decir “yo soy”.
Cada persona es un espejo.
Vos sos un espejo.
Alguien se mira en vos, se ve de determinada manera.
Vos pensás que esa persona es de determinada forma, que piensa así, que tiene tal pasado, que le espera tal vida, que se relaciona de esta u otra manera, la ves linda, fea, le ves una estética.
Esa es la imagen que esa persona ve de sí en vos.
Salvo que sea un psicótico, verá una imagen algo diferente cuando se mire en otro.
Vos te mirás en una persona y lo que ves es diferente de lo que ves cuando te mirás en otra.
Además, el espejo que es cada persona, va cambiando.
Y además, cada persona no es de una sola pieza. Puede ser muchos espejos, un sistema de espejos que funciona bien o mal.
Decir “yo soy” es un acto supremo de la voluntad de ser una persona íntegra y recortada, ni qué decir inmanente.








Para ser ecologista



Si querés ser ecologista, usá la ropa hasta que se haya gastado del todo.

Casi cualquier causa puede convertirse en una causa ecologista.
Hay asuntos estructurales, como los referidos a la sobreexplotación de recursos finitos y las condiciones ambientales en que viven los sectores más pobres de las sociedades.
Siendo temas que están en la base de la realidad, son foco de la ecología como de la economía, la sociología, las ciencias naturales, etc.
Ningún abordaje serio puede soslayar que los problemas ecológicos provienen del desarrollo del capitalismo.

Luego hay causas ecologistas asumidas por los idiotas o los hipócritas.
Básicamente, cualquier causa que tiene el rótulo “verde” o “ambiental” o “ecologista” y se la sigue acríticamente, sin entenderse que todo apoyo al capitalismo, principalmente el consumismo, conlleva la promoción del desastre ecológico.



Fuerzas sobre Libros Ref

Hay fuerzas misteriosas que dominan la realidad. 
Fernando estableció Libros Ref, pero qué guió su voluntad?
El escritor Camilo Sánchez, ante todo un perceptor extraordinariamente sensible, ha sentido esa intención que llega desde otra realidad e intenta atraparla poniéndole nombre a la librería. 
“La librería soñada”, pronunció hace unos días, y los que estábamos tuvimos ese pequeño escalofrío que se siente cuando alguien acierta rotunda y con fina nitidez con una definición. 

Desde entonces fuimos comprendiendo que más allá de la calidad literaria y la sofisticación editorial, lo que tienen en común los libros de esa librería es que producen en los lectores el extraordinario efecto de soñar profusamente. 


domingo, 11 de febrero de 2018

Sobre el odio a la hipercomunicación



Con la gente de mi generación nos pasamos bastante tiempo despotricando contra los celulares y demás. Qué cómo le arruinan la vida a los chicos, que al final estamos menos comunicados, que el capitalismo se reimpulsó con la tecnología de las comunicaciones.
Entiendo el acceso a la hipercomunicación igual que al sistema educativo.
No veo que aún alguien haya podido desmentir que el sistema educativo es un aparato ideológico del Estado, que es la herramienta con la que los sectores dominantes sojuzgan a los demás.
Las escuelas crean racistas, obreros que no protestan, patriotas que van a la guerra, recortan capacidades.
Sí, pero no sólo, porque también son escenario de lucha entre los sectores dominantes y dominados.
El celular y demás también son campos de esa batalla.




viernes, 9 de febrero de 2018

Todo tiempo pasado



Cada vez que me sale el sentimiento Todo tiempo Pasado fue Mejor, tengo la sensación de que alguien dentro de mí está viendo el final del camino y larga una reflexión de cagazo.



Fue Sergio Pérez



En las películas, con uno basta para que caiga muerto instantáneamente.
A Ricardo Jáuregui le metieron dieciséis tiros, en la casa de su hermana, en Casilda.
Dieciséis tiros, y quedó vivo.
No murió como en las películas, pero como en las películas, escribió en un papel “fue Sergio Pérez”.
Lo que tengo para decir me urge tanto decirlo, y tengo tanto para decir, que no tengo tiempo para escribir.
No me queda otro remedio que dejarle esa tarea a otro.
Tengo que utilizar el tiempo que me queda para llegar a escribir “fue Sergio Pérez”.

jueves, 8 de febrero de 2018

Bienvenido a los 50s



Los Bienvenido a los 50s de la generación que fue adolescente bajo la Dictadura son, primero, el autoengaño increíblemente infantil de que no viviendo conseguiremos no morir, y segundo, ser carne de un stress tal que el momento del día en que peor nos sentimos es al levantarnos, porque dormimos sometidos a un retorcimiento general de tendones, huesos, órganos, y pensamientos.







Párrafos de la Milonga para los orientales


Recién me entero de que hay una Milonga para los orientales, que escribió Borges. Algunos párrafos son pifiadas, otros son jugadas de Maradona, como éstos:


Milonga de tantas cosas
Que se van quedando lejos;
La quinta con mirador
Y el zócalo de azulejos.


Milonga de los troperos
Que hartos de tierra y camino
Pitaban tabaco negro
En el Paso del Molino.

Milonga del primer tango
Que se quebró, nos da igual,
En las casas de Junín
O en las casas de Yerbal.


Milonga de aquel gauchaje
que arremetió con denuedo
En la pampa, que es pareja,
O en la Cuchilla de Haedo.

¿Quién dirá de quienes fueron
Esas lanzas enemigas
Que irá desgastando el tiempo,
Si de Ramírez o Artigas?







*             *             *             *             *             *             *             *

VERSION COMPLETA

Milonga para los orientales
Jorge Luis Borges

Milonga que este porteño
Dedica a los orientales,
Agradeciendo memorias
De tardes y de ceibales.

El sabor de lo oriental
Con estas palabras pinto;
Es el sabor de lo que es
Igual y un poco distinto.

Milonga de tantas cosas
Que se van quedando lejos;
La quinta con mirador
Y el zócalo de azulejos.

En tu banda sale el sol
Apagando la farola
Del Cerro y dando alegría
A la arena y a la ola.

Milonga de los troperos
Que hartos de tierra y camino
Pitaban tabaco negro
En el Paso del Molino.

Milonga del primer tango
Que se quebró, nos da igual,
En las casas de Junín
O en las casas de Yerbal.

Como los tientos de un lazo
Se entrevera nuestra historia,
Esa historia de a caballo
Que huele a sangre y a gloria.

Milonga de aquel gauchaje
que arremetió con denuedo
En la pampa, que es pareja,
O en la Cuchilla de Haedo.

¿Quién dirá de quienes fueron
Esas lanzas enemigas
Que irá desgastando el tiempo,
Si de Ramírez o Artigas?

Para pelear como hermanos
Era buena cualquier cancha;
Que lo digan los que vieron
Su último sol en Cagancha.

Hombro a hombro o pecho a pecho,
Cuántas veces combatimos.
¡Cuántas veces nos corrieron,
Cuántas veces los corrimos!

Milonga del olvidado
Que muere y que no se queja;
Milonga de la garganta
Tajeada de oreja a oreja.

Milonga del domador
De potros de casco duro
Y de la plata que alegra
El apero del oscuro.

Milonga de la milonga
A la sombra del ombú,
Milonga del otro Hernández
Que se batió en Paysandú.

Milonga para que el tiempo
Vaya borrando fronteras;
por algo tienen los mismos
Colores las dos banderas.



miércoles, 7 de febrero de 2018

Nos salvan



Nos salva la gente que en Asia medita y en Occidente lee libros.





De palabra



Un novio de mi mamá era del campo. En el campo, los curanderos curan "de palabra"; por ejemplo, si una vaca está embichada (herida llena de gusanos), el curandero le marca con los dedos cruces alrededor de la herida mientras reza en voz inaudible, pero que uno sabe que está rezando, y los gusanos se van cayendo al piso. Un día mi mamá hablaba de que el psicólogo esto y el psicólogo aquello, y su novio, escéptico de todo, dijo "¿qué? ¿te van a curar de palabra?"



Escritores




Hay escritores que escriben para competir con los escritores renombrados de su ambiente.
Hay escritores que escriben para la gente que lee.
Hay escritores que escriben sin tener en cuenta a quienes leerán lo que escriben.
Hay escritores que escriben para contarle las cosas a sus amigos, sus amores, sus hijos, para un checo del que se hizo amigo en un hostel de Montevideo, para una chica un tanto abstraída a quien siempre le tiene que explicar qué quiere decir, para un fotógrafo del que se hizo amigo porque vio sólo una foto suya en una muestra y lo buscó para decirle personalmente qué le había pasado con la foto, para las “chicas”, las amigas de su esposa que lo hallan “divino” y lo invitan cada tanto a sus tés, para su madre, para sus hijos, que ya no leen lo que escribe pero cuando eran chicos los crió con las historias que escribía para ellos.

Tres hijos




Los tres hijos ven que el papá aspira a algo.
Observan que nunca lo alcanza.
Uno de los hijos entiende que su deber es tomar la antorcha de su padre, lo que significa aspirar a algo y alcanzarlo.
Otro también siente el deber de continuar al padre, pero interpreta que continuarlo es, como el padre enseña, no alcanzar la meta.
El tercero, finalmente, con dulzura y amor, siente que nada de eso tiene que ver con él y hace su camino.





Fronteras argentinas



Fronteras argentinas son, por ejemplo, el río Bermejo, la divisoria de aguas de la Cordillera de los Andes, el río Uruguay, el río De la Plata y la Patagonia. Al sur del río Colorado, toda entera.







Desincorporar y otras yerbas



Walt Whitman dijo “desincorporado” para decir muerto.
Una amiga dijo “el día que me desencarne”.
En cada palabra hay una filosofía. Cada palabra abre un campo nuevo de significado. Ya no puedo seguir pensando la muerte de mi madre y de mi amigo Nacho, la mía, como la pensaba antes de sopesar en mi mano las palabras “desincorporar” y “desencarnar”.







No era ella


No era ella lo que lo subyugaba.
Pero sí, sí, se derretía ante ella, sólo quiero decir que incluso lo mucho que ella le pareciera una criatura de una belleza sobrenatural, era función de que lo que realmente lo mandaba a un paseo por el cosmos: el enamoramiento que sentía por ella.
El asunto no era ella, sino lo que él sentía. 





lunes, 5 de febrero de 2018

Hay fuerzas ahí afuera


Las civilizaciones no entienden
las razones de las cosas
que atropellan el mundo.
Dicen que es la Naturaleza con sus ritmos
Dicen es la violencia de los hombres
Sueñan una armonía
Con que se arregla eternamente el cosmos.

Todos están perdidos.
Manotean la oscuridad como ciegos aterrados.
Nadie tiene en su mano una certeza.

Sólo unos pocos, desahuciados de progreso
Supersticiosos, llenos de piojos, brutos
conservan jirones últimos de lo que
una vez se supo bien:
todo es
obra de los muertos.


viernes, 2 de febrero de 2018

59 años


Una amiga vive con angustia el haber cumplido 59 años.
No le falta razón.
Decir tengo 59, tengo 35, es obedecer el patrón del tiempo lineal que, como la razón, tiene vocación de tiranuelo. Hay infinitas instancias que están fuera de la jurisdicción del tiempo lineal (los sueños, los momentos en que uno se absorbe en una tarea, cualquier recapitulación, cualquier momento en que se engancha alguna de las muchas edades que se tienen dentro, etc.), pero luego se presenta Cronos como el Inapelable.
Allá él.
Se lleva nuestro cuerpo; más allá de eso, lo alimentamos sólo si queremos.