miércoles, 13 de noviembre de 2013

Dos intensos


Hay quien no vive si no convierte lo que tiene para hacer en una batalla. Es el guerrero loco, siempre pendenciero, siempre con hipótesis de conflicto, con los días llenos de acción, intensidad y sentido.
Hay quien no escribe sino con la sangre, el suero y el pus de las heridas. Es el escritor desesperado, el que necesita ir al extremo del mundo y allí arrojarse al vacío, porque sus ansias de verdad lo queman y no la encuentra en ningún lugar. Su vida es una frustración perpetua y deja rastro en los demás sin que él se aperciba.