sábado, 25 de mayo de 2013

Horacio Lorenzo



Hoy, 25 de mayo, dejaron en su bóveda a Horacio Lorenzo. Falleció anteanoche. Pude visitarlo hace unos días y charlamos, pero no pude ir al velorio y entierro. Mi lugar ha estado lejos, aunque escribiéndole a mis familiares amigos. Les dejo este breve recordatorio.


Se dejó ser Lorenzo, fue hermano mayor sin ser jefe, quiso a su Madre con el respeto y la formalidad que la gente de antes sabía querer a su "Mama".
Pero hizo su propia familia, con Rosita y las hijas, y después los nietos. Nació Lorenzo y se hizo Horacio Lorenzo, esposo de Rosa Olmedo de Lorenzo.
Y nació Lorenzo y se hizo criollo argentino y peronista. Se hallaba en el campo. Sabía cultivar y criar animales. Se entendía con los caballos mejor que con la gente, por ser criollo y porque los amaba más allá de ser criollo. Tenía una autoridad natural con los animales. Le temían y obedecían porque intuían inmediatamente su voluntad inquebrantable, y lo amaban con el amor y la fidelidad que se le tiene al amo.
Tuvo algunos quebrantos. Se le murió su hijito varón, Rosendo. Tuvo que ir a vivir al Pueblo porque las cosas no andaban bien en el campo y tuvo que ir a trabajar a una fábrica, dónde pasó las décadas jineteando un guinche. Vio morir a sus padres y a siete hermanos, y a su esposa.
Desde que ella murió, hace unos diez años, había estado un poco perdido. Se anduvo ocupando de su caballo, un tordillo de gran porte, fuerte y arisco, como son los caballos de los hombres que saben tratarlos.
Hace unos días fui a hacerle una visita, una mañana gélida. Me contó que hacia tiempo no cabalgaba, y que había llevado el caballo a las islas.
Allí debe estar ahora el caballo, libre, mordisqueando los yuyos suculentos de la isla y lanzando vapor en el frío por el hocico grande. Quizás Horacio se le esté disolviendo en la memoria; quizás ya no lo recuerde, o quizás sienta para siempre que un día irá a buscarlo.

Hablé con Alicia, la hija de Horacio, mientras lo velaban. Hablamos de varias cosas. Dijimos que ante la creencia científica de que la muerte es el fin de una persona, preferíamos otra hipótesis, que nos hacía creer que Horacio está ahora feliz porque se ha encontrado en el Cielo con Rosita, y están felices los dos porque están juntos y ya nada los volverá a separar jamás.


Irina monta el tordillo, Horacio cauto.