miércoles, 7 de marzo de 2012

El Gran Arquitecto II


Me inclino hacia Piglia en este tema y no hacia Lévi-Strauss, ¿por qué? Porque con Piglia comparto la ladinidad que hace uno rebusque en cualquier asunto el costado que quebrará lo sacro.  Lévi-Strauss explicó que su abstracción etnográfica se nutría de la geología y el psicoanálisis, cuyo basamento teórico es que la realidad patente está determinada por otra realidad, subyacente, reprimida. Así a él se le ocurrieron las estructuras elementales de la mente humana. Piglia, por su parte, se concentra en las teorías del complot. Es el mismo tema, sólo Piglia le agrega lo evasivo e incitante que tiene la malicia.
En la intención científica el inconciente, el sustrato geológico, las estructuras elementales, las categorías kantianas, la gramática generativa transformacional, son tratados como neutros. Piglia desvela su carga negativa dado que: 1) son fuente de problemas, 2) están fuera del dominio de la realidad en que decidimos.
Mi pregunta en la entrada anterior, derivada de lo distinguido por Piglia, es por qué no podrían ser asumidos como positivos, como la Pacha Mama o el Dios bueno de la Divina Providencia. Lali Singh, la niña que nació con dos caras en la aldea india de Sanai Sampūra recibía multitudes de personas que la sabían la reencarnación de la diosa Durga, le rezan como a tal y hoy empiezan a escuchar lo que ella tiene para decirles en la certeza de que le habla la Inaccesible Dios del Supemo Fulgor —y la nena dice cosas impresionantes, convertida en una verdadera pequeña diosa. Diferente suerte tuvo Lakshmi Tatma a quien corrieron a cortarle los dos brazos y las dos piernas que le sobraban, con lo que intentaron hacerla vivir una “vida normal”. En donde nacieron Lali y Lakshmi Tatma, era mucho más que normales, eran santas y aún si vivieran poco por la condición misteriosa de su cuerpo, ese poco sería magnífico y trascendente.
No estoy a favor de que un submundo que decide sobre este sea bueno, sólo quiero llamar la atención sobre la naturalización de su maldad inherente que hemos fabricado. Las religiones indias aceptan que todo lo que ocurre es efecto del orden-funcionamiento cósmico y atribuyen a esa armonía un carácter positivo. La observación los ha llevado a comprender que el Universo es infinitamente perfecto. Se me ocurre que los padres indios de la pequeña Lali son más felices teniendo en ella una diosa que si fueran belgas y estuvieran destrozados por la angustia de que la niña se sale del modelo.
En fin, quizás sea posible disfrutar un rato de las buenas obras de los pobladores del Olimpo, del Cielo, del Infierno y del Inconsciente, ese Gran Arquitecto Universal tan sospechado.



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