jueves, 9 de febrero de 2012

No lloramos


Cuando alguien muere no lloramos.
Nos enteramos de que murió y ponemos el sentimiento en blanco, o en piedra, y no lloramos. No nos pasa nada.
Alguien muere y como somos formales, vamos al velorio. La esposa, el hijo de quien murió, (el muerto bien puede ser nuestro hermano, sobrino, tía), nos abraza. Nos abraza un rato, primero en quietud, y luego llora. Abrazaremos con los ojos abiertos, mirando a otros, o al muerto, o algo. Mantendremos el abrazo cuando el llanto sacuda a la persona, no la soltaremos hasta que separe su cuerpo del nuestro.
Es posible que cuando esa persona llore, lloremos un poco.
Lo que sí, unas pinzas nos torturan la garganta con un apretón de fuego sólido.
Luego volvemos al estado de nada.



PS. La mañana que murió Spinetta Gisela me dijo que había tenido una pesadilla. Era tan espantosa que el miedo le impedía contármela. Más tarde, finalmente, me escribió:
Me llamaron por tel a las 5 de la mañana y me dijeron, Gustavo tuvo un accidente en Córdoba y Callao.
Se murió.
Yo corrí gritando tengo que hacer la bitácora[1].
Y desperté casi muerta.
Si, debiera haberte llamado y resucitarte pero dormías, y eso no merece reanimación.
Te necesito



[1] "Bitácora": Bitácora en Buenos Aires, este blog.

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