jueves, 9 de junio de 2011

La furia del exilio

La vida de un poeta está en sus poemas. Si leer los poemas de Machado es resucitarlo, la resurrección que hacen Sacristán y Ramírez es por momentos soberbia. El público siente cómo vuelve a la vida desde el fondo de sus poemas de hace un siglo, por los esperanzados años de la República, la oscuridad del franquismo y el surgimiento de la España moderna. José Sacristán ha sido parte de esa historia, su generación ha amado a Antonio Machado, considerándolo maestro de vida. Hay versos que Sacristán pronuncia, grita, con el pecho abierto. Hay palabras de Machado que desgarran a Sacristán y conmueven al público, que siente que el actor no podrá soportar aquello. No hay ni una pizca de pose de poeta, sólo la verdad que atravesó a Antonio Machado y que, al leer sus poemas, atraviesa José Sacristán. Machado increpa a Dios por la muerte de su amada con toda la fuerza de la voz de Sacristán: “Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.”




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